AUGUSTO PEREZ LINDO
UNTREF.
23 de mayo de 2016. 18.30 hs.
PRESENTACIÓN
DEL LIBRO “El futuro a debate. Respuestas prospectivas y estratégicas ante la
incertidumbre global”, de Tomás Miklos y Margarita Arroyo (coordinadores),
Editorial Limusa, México, 2016
Interpretar
el presente de resulta arriesgado. Más arriesgado aún es pensar el futuro. Por eso este libro que presentamos constituye
un aporte difícil de encontrar. Tomás Miklos y Margarita Arroyo, coordinadores
del libro que hoy presentamos no se acobardaron frente al desafío y reunieron una serie de especialistas para escribir sobre
teorías, metodologías y experiencias
prospectivas.
En
Argentina solo conozco un núcleo de estudio sobre prospectiva regional que se
encuentra en la Universidad Nacional de Cuyo. En distintas entidades públicas y
privadas existen algunas experiencias. Eduardo Balbi, redactor de uno de los
capítulos del libro, revisa con espíritu crítico el estado de la cultura
prospectiva en América Latina llegando a conclusiones escépticas. Destaca entre
otras cosas: “la ausencia de conductas de
pensamiento y diseño de infraestructura para lograr una suficiente anticipación
estratégica” (p.149) En suma, prevalecen las conducta reactivas que
atienden las coyunturas y se descartan las actitudes proactivas,
anticipatorias. Todo lo cual conduce inevitablemente a un divorcio entre la
toma de decisiones y el planeamiento estratégico.
Balbi
nos recuerda una frase de Charles Kettering: debemos preocuparnos por el futuro, pues allí es donde pasaremos el
resto de nuestra vida”. Con menos inclinación literaria en el siglo XIX
Augusto Comte, creador del positivismo, y Carlos Marx, teórico del comunismo,
colocaron la visión prospectiva en el nacimiento de las ciencias sociales. Es a
partir de ellos y de Saint-Simon que las
sociedades modernas se reconocen como tales porque afirman que los actores sociales
pueden anticipar o planificar procesos que definen su futuro. Esto se convirtió
en una de las características de la modernidad.
En
la primera parte del libro encontramos varios ensayos sobre teoría y método de
la prospectiva. Antonio Concheiro de México nos brinda una visión crítica sobre
las posibilidades de la prospectiva. José Mojica de Colombia nos sugiere dejar
de padecer el futuro para hacernos cargo de él construyéndolo. En efecto, casi
siempre estamos esperando en América Latina el futuro amenazante y rara vez
estamos valorando nuestras capacidades para ofrecer respuestas hacia el futuro.
Tal
vez por eso tiene sentido la reflexión de Guillermina Buena Paz , de México, al
presentar su trabajo: “Pensamiento anticipatorio: el futuro se construye
primero en la mente”. En la misma dirección Julio Millán Bojalil, de México,
hace una reflexión prospectiva en cuanto a la globalización de las conductas.
Desde
España, Enric Bas nos ofrece un método para la innovación social, que enmarca
en el concepto de “prospectiva participativa en contexto”.
En
la segunda parte otro español, Manuel Martin Serrano, nos propone tres nuevos
modos de investigar la visión del mundo. Mario Guilló, también de España,
relata un estudio de prospectiva participativa tomando en cuenta las imágenes
del futuro de estudiantes de Finlandia, Taiwán y España.
La
experiencia del Instituto de Prospectiva, Innovación y Gestión del Conocimiento presentada por Javier Medina Vázquez y Ana
María Jaramillo, ambos de la Universidad del Valle, me parece una de las
contribuciones más interesantes porque muestra lo que significa adoptar una
visión de futuro cooperando entre la universidad , el Gobierno y las empresas
en Colombia. El detalle de los procesos de organización de los proyectos y el
análisis de resultados constituyen una guía para las universidades de América
Latina que desean emprender estrategias semejantes.
Germán
Escorcia en “Economías emergentes y ejes de talento” relato como el PROMÉXICO
un organismos del gobierno de México desarrollaron programas para el
desarrollo, retención y exportación de talentos. Para diseñar estrategias
tuvieron que identificar las tendencias prospectivas en el plano nacional e
internacional. ¿Cuáles serán los desafíos hacia el 2050? Explorar la formación
de talentos necesarios para abordar el futuro resulta una tarea al mismo
apasionante y problemática.
Hay
que tener en cuenta el comportamiento de los organismos del Estado y de las empresas. Hay que contar con las
universidades para formar especialistas en temas estratégicos. Y algo de lo que
no se suele hablar: como programar la exportación de talentos. La vecindad de
México con Estados Unidos hace el flujo de recursos humanos forme parte de la
economía y de la realidad social. Pero en otras escalas todos los países
latinoamericanos padecen el “brain-drain” y la emigración de talentos. El
trabajo de Germán Escorcia explora también el desarrollo de economías
emergentes en función de las innovaciones hacia el futuro.
Claudio
Rama y Lydia Garrido nos trasladan al Uruguay para preguntarse como construyen
las visiones de futuro los universitarios de ese país. Para abordar el tema los
autores nos proponen elucidar el concepto de “futuros”, las distintas maneras
de enunciarlo y las teorías que suponen.
A
partir de una primera elucidación epistemológica la cuestión es saber como
piensan el futuro los dirigentes de las universidades uruguayas. Lo cual a su
vez lleva a preguntarse por los legados, por las herencias del pasado: la
tradición de la reforma universitaria de 1928, el iluminismo, el posmodernismo.
Saber quiénes se ocupan de estudiar el futuro es otro aspecto importante. Se
reconoce el peso de las estructuras tradicionales, aunque surgieron diversos
núcleos universitarios preocupados con el estudio del futuro.
Los
autores se preguntan : “?Cómo imaginar nuevos futuros posibles despegados de la
proyección o reiteración de “pasados que ya fueron” o de un “más de lo mismo”?
Es necesario aprender nuevos marcos epistémicos desde donde mirar el futuro y
construir nuevas estrategias” p.443
El
artículo “Conocimiento y futuro” me pertenece y allí me propongo reflexionar
sobre los alcances de las proyecciones que podemos hacer en el campo de los
procesos educativos y la sociedad. Tomo el caso de Argentina y algunos estudios
sobre el país que verifican o refutan la correspondencia entre proyectos del
pasado y los resultados hasta nuestros días. Esta constatación es muy
importante para relativizar la afirmación todavía frecuente de que el
crecimiento económico y las desigualdades pueden resolver mediante políticas de
escolarización. Esta tesis ha sido defendida por teóricos del capital humano,
por desarrollistas, por liberales y marxistas. Destaquemos que durante décadas
Argentina tuvo entre 1930 – 1970 una tasa de escolarización superior por encima
de la media de Europa Occidental y sin embargo no pudo salir del subdesarrollo
porque no supo aprovechar su capital intelectual mediante un proyecto de
desarrollo inteligente. Para que el conocimiento se convierta en acción y en
resultados necesitamos mucha coherencia institucional, algo que a la Argentina
le cuesta conquistar.
Axel
Didriksson analiza las tendencias de integración regional de la Educación
Superior en la perspectiva del futuro de la UNASUR. El autor hace un balance y
diagnóstico de la educación superior en América Latina. Señala el crecimiento
de la escolarización y de las instituciones, con tendencia a la privatización y
la mercantilización de los servicios educativos en varios países. Indica
también que si bien mejoró la articulación de las universidades con las
industrias y empresas, estas experiencias son limitadas. Las carreras se
concentran en las áreas de ciencias sociales y hay déficit en ciencias e
ingeniería. La transformación de la educación superior está pendiente.
En
cuanto a los procesos de integración universitaria regional Didriksson destaca
el avance de nuevas asociaciones y de programas de cooperación académica y
científica. Por último, el autor describe los pasos que ha dado la UNASUR para
favorecer la integración de la educación superior regional.
Edgar
Jiménez Cabrera (Bolivia) analiza “La prospectiva y la gestión gubernamental en
América Latina”. El autor, de la universidad Iberoamericana de Bolivia realiza
una síntesis de las teorías prospectivas y de los diagnósticos para América
Latina, resaltando la importancia de la transformación del Estado y de la
adopción de un modelo de desarrollo con uso intensivo del conocimiento.
Rafael
Serrano y Diego Suárez de México nos
hablan de “Una democracia sustantiva e incluyente para México. El porvenir de
una ilusión y la ilusión del porvenir. “ El intento de estos autores se vincula
nada menos que con el cambio histórico en México tensionado entre otras cosas
por visiones pesimistas y por visiones utópicas que no alcanzan a expresar
plenamente las posibilidades del país.
Se
trata de un texto dramático y lleno de testimonios históricos, sociales,
culturales donde se patentiza la crisis contemporánea y el destino del pueblo
mexicano en busca de una democracia inclusiva a pesar de las graves
contradicciones en las que vive. En tierra mexicana, como en otras partes, se
viven situaciones radicales, profundas, donde las cifras de homicidios, de pobreza,
de marginación resultan abominables. Y sin embargo se trata de una potencia
económica con más de 120 millones de habitantes, con recursos naturales e
inversiones significativas. ¿Cómo prepararse, como luchar para construir una
sociedad y una democracia inclusiva? Esta es una visión dramática de la
prospectiva en tanto herramienta para repensar el presente y el futuro.
Los
autores asocian permanentemente la memoria del pasado con la proyección del
futuro y nos hace recordar “El laberinto de la soledad” de Octavio Paz. Podemos
resumir la idea en esta frase: memoria
del futuro, la historia por venir. La prospectiva de los autores se asocia
con la esperanza, con la búsqueda desesperada de un destino más feliz para los
pueblos de México.
Nos
encontramos pues ante un libro que resume muchas ideas de Iberoamérica sobre el
futuro de la sociedad y de las universidades. Encontraremos en él algunas
teorías, métodos y experiencias. Por sobre todo, lo que me impresionó fue constatar la desgarradora lucidez con que
la mayoría de los analistas ven la construcción de los futuros de América
Latina. Nadie garantiza nada. Transitamos caminos de incertidumbres, en la
región y en el mundo. Pero descifrar, entender, las tendencias, los peligros,
las posibilidades, y tener propósitos claros puede resultar decisivo en estos
momentos inciertos.
Otro
aspecto importante: ¿hasta donde las sociedades de América Latina están sintiendo
la necesidad de inventar su futuro.? En
algunos países el trasfondo histórico es lo que configura el horizonte del
futuro deseable. En otros países es un presente lleno de dramas y
contradicciones lo que vuelve imperiosa la búsqueda de alternativas diferentes.
Lo curioso es que las universidades, que son usinas de información y conocimientos
para el futuro, tienen muy poco interés en estudios prospectivos.
Desde
un punto de vista académico casi todos los autores convocados ofrecen
conceptos, teorías y escenarios sobre el futuro. Pero nadie elude la
incertidumbre, nadie se anima a anticipar, como lo hicieron los fundadores de
las ciencias sociales a principios del siglo XIX, las características del
futuro. El siglo XX ha sido pródigo en
la demolición de las ilusiones sobre el porvenir, aunque también estuvo
inundado de ilusiones, de promesas y revoluciones.
Desde
el punto de vista socio-políticos todos los autores manifiestan su escepticismo
respecto al comportamiento de las clases dirigentes en cuanto a su capacidad o
voluntad para pensar y programar un futuro con lucidez.
De
lo que deduzco que tal vez el desafío más grande que enfrenta la prospectiva en
nuestros países es el desinterés que existe respecto a la necesidad de prever
futuros deseables para las nuevas generaciones. Normalmente vivimos en la
coyuntura en medio de crisis y desequilibrios.
Si los usos del conocimiento,
como dicen muchos analistas, está determinando el futuro del planeta y de la
humanidad, entonces resulta extraño que en las universidades
Algunos
pensarán que por eso no podemos planificar ni prever el futuro. Al contrario,
justamente por eso necesitamos trascender las contradicciones del presente para
autodeterminarnos hacia el futuro.
Ni
los individuos ni los pueblos pueden vivir sin proyectos. Es decir, sí, hay
muchos que viven sin proyectos, pero entonces aceptan que los actores
dominantes les marquen el camino y el destino. Esta se llama alienación,
heteronomía. El pensamiento prospectivo nos vincula por un lado con la voluntad
de lograr la autodeterminación y por el otro lado con el deseo de construir un
mundo de bienestar, de buen vivir.
Sin
una visión prospectiva siempre viviremos en las coyunturas. Y contrariando a
Keynes cabría decir que “a corto plazo todos estamos muertos”. Trascender
nuestro presente es lo que nos permite vivir con esperanzas, es lo que nos
permite vivir porque la vida es un proyecto.
La
prospectiva en Argentina y en América Latina es como esos brotes que resurgen
en las montañas luego de un incendio. Es el signo de una voluntad de vida que
se afirma pese a todas las catástrofes. Lo que podemos decir finalmente de este
libro es que nos convoca a apropiarnos de nuestros futuros. Sus reflexiones nos
animan a tomar el camino de los que pese a todos los obstáculos siguen pensando
que crear un mundo a la medida de las necesidades humanas es posible.